LOS TRES OSITOS

EDITORIAL DEL AVE FÉNIX
Los Tres Ositos (adaptación)
23 de Agosto de 2003
Por: Hugo Escoto García


Había una vez en un pequeño lugar de la provincia Otomí llamado Queréndaro que en lengua Pame significa “el lugar del juego de pelota”, una hermosa familia de Osos que vivía feliz en su cueva preferida, vivían en ella desde que decidieron integrar una familia de osos, y la comenzaron a llenar de cosas cómodas más que elegantes para poder vivir en forma agradable.
La familia de osos estaba integrada por: La Mamá Osa, cuyo nombre era
Car-lá, Papá Oso, de nombre Hu-guín y la Pequeña Osita, Á- le.

En el mundo animal, la familia de osos desempeñaba una función vital para
La supervivencia de las especies, pues se convirtieron en maestros, y enseñaban no solamente a los cachorros de su propia especie, sino que por alguna razón llegaban al paraje aquel, cachorros de todas las especies existentes en la zona.
Durante muchos años, la familia de Osos vivió feliz, pasaban largas temporadas trabajando, y cuando la naturaleza exigía que debieran invernar, se recogían en su cómoda cueva para descansar y... engordar.
Pero un buen día, después de una siestecita de dos meses, Mamá Osa despertó con una idea en la cabeza y sacudiendo de fea manera a Papá Oso le dijo “Oye Papá Oso, como que se me está antojando cambiarme de Cueva”, ¡¡¡Queeeé!!! Dijo Papá Oso, ¿escuché bien? Dijo sin salir de su asombro...
¡Sí! , dijo Mamá Osa, lo estuve pensando y llegué a la conclusión de que debemos brindarle a nuestra querida osita mejores perspectivas de vida, sus amigos viven en la pradera, más cerca del centro del bosque, en el lugar más arbolado; además, tengo la ilusión de vivir más cerca del claro donde doy mis clases de inglés a los cachorros.

Como Papá Oso era enorme y bonachón aceptó el reto y se dispuso a realizar el sueño de su querida esposa.

Después vino el problema de los muebles, para poder realizar el sueño de la familia, tenían que adaptarse a las nuevas condiciones de la pequeña cueva donde vivirían en el futuro, era una cueva hermosa que pertenece a la familia de uno de los hermanos de Papá Oso llamado “Abraracuxis”, extraño nombre adquirido en la guerra de Gergobia y que actualmente viven en una pequeña aldea Gala en la provincia de Te-je-dá.

Una vez tomada la decisión, los Ositos comenzaron a planear la estrategia para alcanzar sus sueños y decidieron vender todas sus pertenencias para poder comprar muebles nuevos que se adaptaran a las condiciones de la nueva cueva.

Por gracia de Dios, Papá Oso poseía una extraña habilidad para vender cosas usadas, y se dio a la tarea de ofrecerlas a todos los que pasaban cerca de él.

Mamá Osa diseñó en la computadora (eran unos osos intelectuales y muy actualizados) unos carteles maravillosos que colocó en unas cartulinas de color hiéreme la pupila en la puerta de la cueva, y cayeron como moscas los clientes y las ofertas... es increíble, pero en una semana habíamos vendido el grueso de los muebles (y conste que no me refiero a Papá Oso heeeé);
El Refri se lo vendió a la Tía Me-Ché, una Osa cariñosa buena como el pan, las bases de la cama se las vendió a Chí- quis... porque José- Rá le rompió de un clavado la anterior ( No sean mal pensados, en el cuarto de Chí-quis no hay ropero, no les digo...), la sala y el comedor se los vendimos a los vecinos de enfrente de la cueva, y estaban muy contentos con su compra; este fin de semana seguramente venderemos más cosas, todavía nos quedan una base individual y los muebles de la cocina.

Lo verdaderamente interesante y maravilloso del proyecto es que nos ha inyectado un nuevo ánimo para hacer las cosas, nos unió aún más como familia y nos ha hecho soñar con un futuro mejor, yo no me canso de darle gracias a Dios de que Mamá Osa sea una hembra que no esté apegada a las cosas materiales, que sea práctica y que sea aventada (imagínense si no lo será que se atrevió a casarse con Papá Oso).


Y colorín colorado... aquí acaba el cuento de los tres ositos.


Cualquier parecido con la vida real es mera coincidencia...