sábado, 28 de abril de 2007

SOY UN GORDITO FELIZ






EDITORIAL DEL AVE FÉNIX
Soy un Gordito Feliz
28 de Febrero de 2004
Por: Hugo Escoto García

Soy un gordito feliz, en medio de una sociedad que pregona que el único modelo de belleza es una esquelética figura carente de curvas y de carne abundante... soy un gordito feliz y la verdad me precio de serlo; porque no he tenido nunca en mi vida la preocupación y la angustia por mi volumen ni por mi vanidad.

Estamos rodeados de publicidad y de mensajes subliminales que argumentan que lo único bello en este mundo es un cuerpo delgado.
Muchas personas viven obsesionadas por este paradigma y gastan su vida y sus ahorros para lograr alcanzar ese ideal de felicidad ficticio y engañoso, como si la felicidad llegara solamente en envases delgaditos.

Soy un gordito feliz, ciertamente me gustaría tener un cuerpo más atlético, pero no me quejo, mi abundante cuerpecillo me ha servido fielmente durante muchísimo tiempo, durante 45 años ha recuperado mis amaneceres y me ha soportado durante todo el día de trabajo, ha caminado conmigo por todos los lugares en los que he querido estar y no se ha avergonzado de mi con nadie que haya conocido.

Mi voluminosa pancita fue creada a base de comida, placer de reyes que me ha reportado infinidad de satisfacciones , porque cuando comes sin culpa, disfrutas cada bocado de Pozole que almacenas en tu estómago, y degustas cada gota de vino que acompaña aquella pasta ciutta que preparas. La comida mexicana rica en sabores fuertes y sazonados con todo tipo de chilitos y salsas ha sido disfrutada y comentada cucharada a cucharada, tortilla a tortilla torta a torta.

Soy un enamorado del pan y cada vez que puedo compro bolillo doradito y calientito y lo devoro con fruición, porque es uno de los pocos lujos que puedo darme.

Mi pequeña familia no está acostumbrada a departir en restaurantes, ni organiza grandes veladas de dominó y de póquer.


Nuestra familia se reúne en familia para celebrar cualquier cosa que pasa, un nacimiento, un cumpleaños, un aniversario, un entierro, cualquier pretexto es bueno, lo verdaderamente importante es compartir.

Pero no nos quedamos solamente en la comida, nuestras reuniones tienen alma propia, es una catarsis de emociones desbordada, es una eclosión de alegría y de regocijo, es la alegría que nace de almas sencillas que comparten lo que son, no lo que tienen, y que lo mismo agradecen una pierna al horno adobada que un humilde taco de frijolitos refritos (con queso).
Soy un gordito feliz y mi esposa es una gordita feliz que no vive angustiada por su imagen exterior, se cuida como cualquier mujer, es hermosa por dentro y por fuera, y yo la amo en toda su dimensión...

Si... lo sé, debemos cuidar nuestra salud... los triglicéridos y el colesterol... si , lo sé, por supuesto que lo sé, este artículo no es una apología de la gordura, no es un tratado de hedonismo retrógrada, pretende ser una reivindicación a la naturaleza humana, es el reconocimiento de la diferencia entre iguales, algunos nacimos morenitos, algunos nacieron güeros y desabridos, otros nacieron altotes y otros se quedaron chaparritos, pero todos somos hijos de Dios, y todos tenemos los mismos derechos y las mismas obligaciones, y por sobre todas las cosas el derecho a ser felices... a pesar de nuestra gordura.

A mi nunca me ha ofendido que me digan gordito, porque hasta eso me dicen así, como aquél clásico que surgió cuando atravesando la calle de Juárez en camino al estudio de mi papá y portando mi hermosísimo overol de mezclilla alguien me gritó con melodiosa voz:
¡¡¡Apúrate gordito!!!... o bien... la cantidad de veces que mis alumnos me soban la panza cuando se acercan a mi y me dicen con cariño ¡¡¡hola gordito!!!
Mi gordura nunca ha sido un obstáculo para ser educado, y mi encanto personal no impide que algunas personas me vean hasta guapo... como mi mamá por ejemplo, o mi esposa, o mi hija Alejandra, que me acaba de rebautizar con el extraño apelativo de ¡¡¡Piguelito!!!
Por aquello de Pigglet el cerdito de Winnie Pooh.
Ser gordito no ha impedido que sea un buen maestro y que mi conversación sea atractiva, ni que mis pensamientos se hallan llenado de grasa... ser gordito no ha impedido que pueda yo volar y que mis pensamientos lleguen a Dios con una velocidad incalculable y con una eficacia total.
Ser gordito nunca me ha obstaculizado para apoyar a mi esposa en las labores del hogar, y lo mismo hago de comer, que lavo ropa y plancho y recojo los detritus de las perras, levanto la mesa, el tiradero y le preparo su lechita a mi bebé, a pesar de estar gordito puedo subirme a la azotea y treparme a un cerro a buen paso y sin sacar el bofe, porque mi padre me enseñó a caminar en el campo y a subir a una cumbre sin fatigarme...
Ser gordito no ha sido un problema para hacer valer mi opinión en todos los foros en donde he tenido la oportunidad de hablar.

A mi me respeta la gente por lo que soy , no por el tamaño de mi estómago, puedo llegar a ser encantador y puedo llegar a ser un patán con solo desearlo y mi circunferencia no ha impedido nunca el que yo sea un caballero.
Soy un gordito feliz porque me gusta la buena vida, la música estridente, un buen platillo en compañía de mis amigos, una copa de buen vino; lo mismo disfruto una pieza de ópera que una canción con la Tambora Sinaloense...
Los cantantes que más he admirado son gorditos, allí tienen a Pavarotti, a Ella Fridgerald, a Paquita la del Barrio, a Olga Guillot, a Barry White, a Don Pedro Vargas, a Celia Cruz, Amalia Hernández la Tariácuri, a Montserrat Caballé etc. etc.

Mi educación no se mide por el tamaño de mi cinturón, ni mi valía por la cantidad de tacos que me como; la capacidad que tengo para la contemplación del arte no reside en mi vientre, sino en mi naturaleza buena, y es un don recibido de Dios que he disfrutado y que un día me será requerido.
Mi vocación magisterial es un hecho incontrastable, yo creo que nací para enseñar... y a pesar de la parafernalia que rodea al hecho educativo allí estoy yo, con todo y mi voluminoso cuerpo mostrando a los demás lo hermoso que es vivir y lo hermoso que es agradecer al creador por todo lo que nos da.

Hasta aquí mis comentarios... y hasta aquí, mis palabras sin reposo

No hay comentarios.: